Desde 2001, el cine y la fotografía forman parte integral del trabajo escénico de deufert&plischke – y cada vez más, se convierten en lenguajes independientes. Lo que comenzó con una Rolleiflex y una cámara Super 8 ha evolucionado hacia una práctica que rehúye la perfección técnica y busca, en cambio, lo imaginario: el espacio de posibilidades de un instante. Todas las personas implicadas se mueven con fluidez entre estar detrás y delante de la cámara. A menudo, el azar dirige el lente – a veces el obturador se activa solo. Esta apertura da lugar a imágenes que no son tanto compuestas como encontradas, no tanto fijadas como sentidas.
En su trabajo, deufert&plischke desaprenden de forma lúdica la mirada histórica, masculina y mecánica de la cámara. Lo que surge son huellas sensuales: imágenes que no capturan, sino que invitan; que no explican, sino que prolongan el momento en el presente.